El mundo opaco de las alergias
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Dra. Nicole Hass. Paciente alérgica y miembro del Grupo Español para la
Regulación de las Vacunas de la Alergia (GERVA)
La alergia es una respuesta exagerada de nuestro sistema inmunitario frente a sustancias normalmente inofensivas de nuestro entorno (ácaros, pólenes, hongos, epitelios de animales, veneno de avispas y abejas, alimentos o látex), y que se manifiesta con síntomas en la piel, en el aparato respiratorio, digestivo o cardiovascular.
Si bien es cierto que generalmente las alergias son consideradas «menos graves», por no estar asociadas con morbilidad o mortalidad severas, afectan seriamente a la calidad de vida y al bienestar físico, emocional y personal. Sus efectos son comparables con los de enfermedades crónicas «más graves». Es más, las alergias respiratorias son la primera causa de pérdida de productividad en el trabajo y en el rendimiento académico. Sirva de referencia el hecho de que, en España, las alergias respiratorias están aumentando y afectan aproximadamente a un 26% de la población.
La gravedad de las alergias varía según la persona, y puede ir desde una irritación menor hasta la anafilaxis (una situación de emergencia potencialmente mortal). Así sucedió el pasado día, 5 de marzo, a una chica de 17 años que sufrió una parada cardiorrespiratoria después de tomar un café con unos amigos. La menor era alérgica a la proteína de la leche.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) ha recordado en un comunicado de prensa dirigido a la población general que: «las enfermedades alérgicas, especialmente si se trata de alergia a los alimentos, los medicamentos, el látex o el veneno de insectos, pueden tener manifestaciones muy abruptas y generalizadas en la persona que las padece». Además, instan a la población a que las alergias no sean tomadas a la ligera y a que se extremen las medidas de precaución.
Afortunadamente, existe un tratamiento para diferentes alergias que es capaz de modificar la causa de la enfermedad, la inmunoterapia con alérgenos, coloquialmente conocida como «la vacuna para las alergias». Consiste en la administración periódica de un extracto al que el paciente es alérgico que dura entre 3 y 5 años. Se consigue que el organismo deje de reconocer la sustancia como dañina y, por tanto, no se produzca la reacción alérgica.
Múltiples estudios clínicos han demostrado que la inmunoterapia produce una disminución de los síntomas y del uso de medicación, así como una mejoría significativa de la calidad de vida. La inmunoterapia es especialmente eficaz para el tratamiento a picaduras de himenópteros y muy beneficiosa frente a los pólenes, ácaros y epitelios de animales. Es más, según la guía clínica GEMA 5.0, la inmunoterapia también es efectiva para niños mayores de cinco años.
Eso sí, el estado regulatorio de estos tratamientos no está tan claro, ya que coexisten, por un lado, medicamentos registrados que cuentan con la debida autorización de comercialización y, por otro lado, otros medicamentos – vacunas individualizadas con alérgenos – que no tienen autorización de comercialización.
Los medicamentos registrados están autorizados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), tienen un precio regulado, aportan al Sistema Nacional de Salud (SNS) y, lo más importante para nuestra comunidad de pacientes alérgicos, están sometidos obligatoriamente al sistema de farmacovigilancia. Es decir, obligados a reportar cualquier potencial efecto adverso.
En cambio, los medicamentos no regulados no están sometidos a precios fijos, no aportan a nuestro SNS y no necesitan comunicar cualquier efecto adverso. Sin entrar en más polémica, urge una medida legislativa que ponga fin a esta situación de desigualdad.
Al hilo de ello, cabe recordar que el día 18 de abril, se celebra el Día Europeo de los Derechos de los Pacientes, que pretende visibilizar la importancia de respetar los 14 derechos de los pacientes. Entre los que destacan, el derecho a la información asistencial y el derecho a la intimidad y confidencialidad.
En definitiva, todos los pacientes se merecen medicamentos que garanticen los mismos estándares de calidad, seguridad y eficacia. Si bien es cierto que parece que estamos en tiempos de mejora y de regularización, en diciembre de 2021, el Ministerio de Sanidad emitió a trámite de audiencia el proyecto de orden de regulación de alérgenos que la AEMPS había emitido en octubre de 2018. En abril de 2022, se aprobó en el pleno ordinario del Consejo interterritorial del SNS el proyecto de orden ministerial de regulación de alérgenos. Hoy, seguimos estando pendientes de su puesta en marcha. Es una injusticia cuya resolución ya no puede esperar más tiempo.